domingo, 12 de noviembre de 2006

Cuentito

Desde que el niño nació a todo el mundo le llamó la atención que no llorara, los médicos decían que era un caso único pero sus padres en el fondo se sentían bien con esta situación ya que todos sus amigos estaban locos por el llanto de sus hijos.

Pero a los seis años tuvo que superar la muerte de su madre, y por más que se lo veía levemente angustiado, su rostro no dejaba entrever la mínima posibilidad de llanto. Con el paso de los días y la ausencia de lágrimas su padre empezó a preocuparse, trataba de dilucidar inútilmente si el problema era que el sufrimiento no lo afectaba o que simplemente no podía expresarlo

Intentando resolver el problema probó hablar profundamente con el niño sobre lo que había pasado con su madre y viendo que la situación no cambiaba en un lapso de inconciencia empezó a darle detalles morbosos de como ella había sufrido, lo importante que era él en su vida y como no va a poder a verla nunca más. Por más que su padre ya estaba completamente quebrado el chico seguía sin llorar, y el no saber que pasaba por la cabeza de su hijo le genero tal desesperación que lo llevo a golpearlo esperando algún tipo de reacción, pero el chico solo alzo la vista, lo miro profundamente y se retiro tranquilamente hacia a su cuarto

A medida que pasaban los años su padre empezó a utilizar todo tipo de torturas para hacer llorar a su hijo, hasta el punto que llego a comprarle una mascota con la única intención que el niño se encariñe y matarla frente a él de la forma más aberrante posible, pero esto no cambio nada. A esta altura el trato que tenia con su hijo ya era despiadado y sin darse cuenta empezaba a sentir placer en tratarlo de esa forma, no era necesariamente odio lo que sentía por su hijo, sino que simplemente se sentía impune para hacerlo

Pero una mañana de un día cualquiera descubre que su hijo esta sentado en el medio del cuarto con su mirada hacia abajo, lentamente se acerca hacia él, patea su silla y le levanta su cabeza bruscamente para insultarlo como hacia habitualmente cuando ve la cara del niño totalmente afligida y en unos segundos explota en llanto. Lloraba de una forma que parecía sacar todos los años de sufrimiento por los que tuvo que pasar, su padre se lo queda mirando asombrado, le frota cariñosamente el cabello y lo mira mientras sale de la habitación, una vez que cierra la puerta se recuesta suavemente sobre ella y después de un rato de silencio sonríe y deja fluir una risa que contenía una felicidad tan autentica como la que nunca tuvo.

1 comentario:

  1. Anónimo2:00 p. m.

    me angustió mucho este relato, es terriblemente bueno.

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